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Experiencias en la Costa oeste: 2. Zion

Después de una breve estancia en las Vegas, un coche de alquiler nos transportó a Utah, el primer estado donde visitaríamos parques nacionales. Concretamente, en Utah se encuentran los Mighty five, cinco parques naturales cada uno con sus características especiales y excepcionales.
El primero de estos parques (y el primero de nuestras andaduras) es Zion.
Cada parque tiene una entrada con un cartel de los parques nacionales y el nombre. Este es el de Zion:

Formas de transporte: coche, furgoneta o autocaravana. Nuestro coche era un utilitario familiar que recomiendo fervientemente, puesto que los niños tenían espacio suficiente para dormir, leer y cantar si les apetecía (básicamente durmieron, leyeron bastante pero no cantaron ni una sola nota musical). Y la parte de atrás del utilitario estaba destinada a maletas y mochilas, de manera que sacábamos y entrábamos material con suma facilidad.
Cabe comentar que los parques nacionales de los Estados Unidos están perfectamente adaptados para cualquier tipo de persona que desee visitarlos, desde papás jóvenes con bebitos o no tan bebitos que carreteaban con mochila, hasta personas con silla de ruedas, o gente que superaba con creces los setenta años. Los trayectos serán más o menos cortos en función de las habilidades de unos y otros, pero todos podrán contemplar alguna maravilla de la naturaleza. Y eso es encomiable.
También cabe comentar que el respeto por la naturaleza se palpa, se lee y se traslada a todas las personas que entramos en los parques. Los rangers, esos policías de la naturaleza, acostumbran a ser educados y simpáticos y te cuentan cómo llegar a un lado y a otro cuando los consultas en el Visitor Center, primer sitio donde debes dirigirte si deseas tener información actualizada de todas las rutas posibles.
Cada parque nacional tiene, pues, diferentes rutas para todos los gustos: fáciles (donde encontrarás a la mayoría de gente) o difíciles, largas o cortas, empinadas o planas. Con el plano en la mano y el consejo del ranger, te dirigirás a la ruta en cuestión.
La ruta que escogimos dentro de Zion fueron los Narrows. El coche aparcado cerca del Visitor's Center y con un autobús (shuttle) gratuito, te diriges a la excursión elegida. Cargamos a nuestras espaldas cada uno su mochila conteniendo la bolsa para el agua y empezamos la caminata. El camino era fácil, bien señalizado, y adaptado para todas las necesidades. A mi me gusta caminar escuchando a la gente de alrededor, y lo que me encantó es sentir que estaba dentro de Babel, dentro de un sitio donde confluían cantidad de idiomas importados de todos los extremos del mundo. Con mis hijos juego a ver quién adivina el idioma que están hablando cerca de nosotros, y supongo que fallamos multitud de veces al confundir el holandés con el sueco, o el turco con el hindú. Pero ahí vamos.
Otra cosa divertida que observamos durante el camino de los Narrows fué la cantidad de ardillas sin ningún tipo de miedo hacia el género humano que nos encontrábamos por el camino. Venían hacia nosotros muy atrevidas para intentar conseguir algun trozo de nuestra comida. En los parques está totalmente prohibido dar comida a los animales que nos encontramos, pero había gente que sucumbía a esos ojitos dulces, a esa mirada seductora, a ese movimiento de cola y a ese salto grácil, y es aquí cuando las ardillas, habiendo usado todas sus picarescas, conseguían el preciado (y prohibido) premio: una migaja de pan, un trozo de galleta, una patata chip.

Al terminar el camino fácil, escogimos adentrarnos por el río. Sin quitarnos el calzado (al regresar descubrimos que antes de entrar, cerca del Visitor's Center, podías alquilar un calzado especial para caminar por el río), empezamos a andar dentro del río. El agua no está fría para nada, aunque es muy marronosa y nada translúcida. Debes caminar con cuidado estando alerta de los guijarros grandes que puedes encontrar por el camino. En raras ocasiones el río te cubre más allá de las rodillas, pero debes ir con cuidado y un buen consejo es observar a la gente que está delante tuyo para saber si el camino baja o sube. A medida que avanzamos, las rocas de lado y lado se van estrechando, de aquí el nombre de la caminata, y la sensación es de naturaleza en todo su poder, dejando a los pobres humanos como esas cosas diminutas que van caminando a su merced. Y caminas, yo mirando el agua para intentar no tropezar y caer cual oso hormiguero dentro de ella. Mis hijos mirando hacia delante, jugando (y alguno cayendo cual osezno hormiguero al no prestar toda la atención necesaria) y mi mirando intentando captar mediante la fotografía un paisaje de belleza espectacular e indomable, digno de visitar y de conservar, para goce y disfrute de muchísima gente. Al cabo de una hora de caminar por el agua, yo ya empecé a mirar mal a mi marido (es decir, indicándole amablemente que ya había tenido suficiente), pero él hizo caso omiso a mis señales y continuamos caminando. Al cabo de media hora más, yo ya indiqué mediante señales de voz que los niños y yo estábamos cansados. Mi marido quería llegar hacia donde las montañas se estrechaban tanto que era difícil caminar, pero su bella mujer se lo impidió y, resignado, dió media vuelta para volver al punto de partida sobre nuestros pasos.
Al llegar a la orilla, comprobamos que uno de nuestros hijos estaba totalmente mojado y que el otro tenía unos calcetines mágicos, puesto que por la mañana eran blancos y ahora eran marrones color de río para siempre jamás.
Cansados y satisfechos, regresamos hacia el coche para ir a dormir al primer hotel de otros muchos.













Dato útil:
Los estudiantes de Estados Unidos de 4º curso (4º grado) tienen acceso gratis, él y su família, durante el mes de agosto, a los parques nacionales. La entrada de cada parque cuesta unos 25$, pero estamos en el país de las ofertas, es decir, puedes comprar un pase para todos los parques por 80$, que puedes ahorrarte si tienes la suerte de tener un niño que acaba de cursar el 4º grado. La cara de orgullo de mi niño al enseñar su targeta al ranger de turno no tiene precio.

Dato curioso:
los americanos son muy precavidos. Usan el lema "más vale prevenir que curar" hasta la saciedad, y si hubiéramos hecho caso de los datos meteorológicos de mis queridos rangers, hubiéramos evitado casi todas las excursiones por miedo de tormenta. Cuando fuimos a Narrows, nos aconsejaron que no lo hiciéramos porque era posible una tormenta dentro de las próximas horas, y nosotros y los centenares de gente de nuestro alrededor (pocos americanos de pura cepa) hicimos caso omiso a sus advertencias. Disfrutamos de un tiempo envidiable para pasear por el agua, aunque cuando escuchábamos algún trueno que sonaba en la lejanía, a todos se nos helaba la sangre al creer que un flash flood vendría a nuestro encuentro y nos ahogaríamos allí mismo. ¿Que qué es un flash flood? Una inundación súbita, básicamente el río desbordado en cuestión de segundos. Atención al dato.

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