Ir al contenido principal

Mocos transoceánicos

Volvemos a casa (en Boston), después de nuestras vacaciones en casa (Barcelona). Si, vamos de casa a casa. En Boston tenemos nuestra vida actual, con amigos nuevos, compañeros de trabajo y de colegio y en Barcelona tenemos nuestra familia y los amigos de siempre. De casa a casa y tiro porque me toca.
El viaje de vuelta no es ningún regalo. No hay vuelo directo entre Barcelona y Boston y esta vez hemos pasado por Munich por eso de alargar un poco más la jornada, para cerciorarnos que estamos muy pero que muy lejos de casa.
En un momento dado, ya en el segundo avión del día, el que nos transportaba hacia nuestro destino final, se ha escuchado el silencio. La mayoría de gente llevaba puestos los auriculares para escuchar la película de turno escogida, otros intentaban dormir utilizando posturas que seguro les han desencajado alguna vértebra y otros nos levantábamos para ir al... baño! Y el silencio se ha roto al escucharse el estornudo de un bebé. Pobrecito. Al segundo, otro estornudo de un adulto (varón, diría yo), seguido de otro (hembra, de mediana edad), y de otro (el varón repitiendo). Al volver del baño, antes de ponerme los auriculares, he comprobado que los estornudos se han hecho cada vez más frecuentes y subidos de tono. Y en eso que he caído en la cuenta de que no sólo los pasajeros humanos (y un gato asustado) cruzamos el Atlántico. También todos nuestros virus, bacterias y demás  nos siguen hacia nuestro destino. Y si los resfriados son cada vez más comunes en una parte del mundo debido a unas temperaturas para nada ajustadas a la época del año (el que niegue el calentamiento global es tonto), también lo son en las otras partes del mundo por el mismo motivo. 
Y así, vamos tirando. Los humanos, pagando por un viaje y colonizando una parte del mundo, y los parásitos, colonizando esta parte del mundo pero gratis.
¿Bueno o malo? Ni bueno ni malo, es así. La globalización implica que todo el mundo puede viajar de un lado para otro, cruzando mares y océanos, viviendo hoy en un continente y mañana en otro. Aprendemos idiomas diferentes, culturas diferentes y aprendemos también a respetar la diversidad. ¿Qué aprenden los parásitos en todo este periplo? Ellos seguramente nada, si acaso deben estar estupefactos al pasar de calor a frío en cuestión de poco tiempo. O no.


Comentarios

Entradas populares de este blog

De como el ratoncito conoció al elfo

"¡Mira, mamá!" me dice mi pequeño orgulloso, mostrándome una pequeña caja de plástico azul en forma de baúl. "¡El diente que se me movía se me ha caído durante la comida en el cole!". Pues veremos lo que te trae esta noche el Ratoncito Pérez. En casa, aunque en Massachusetts, intentamos mantener las tradiciones con las que hemos crecido mi marido y yo. En el caso de los dientes, a nuestros pequeños no los visita el hada de los dientes americana, la famosa Fairy Tooth . En nuestra casa aparece el Ratoncito Pérez, para traer algún pequeño regalito como intercambio del diente que descansa quietecito debajo de la almohada. Pero hoy mi pequeño me pide que yo misma hable con el Ratoncito Pérez y le pida un regalo inusual. "Mamá, yo quiero que el Ratoncito Pérez me traiga de regalo al Elf on the shelf ". ¿Cómo?¿Y ese quién es? Reconozco que lo he visto multitud de veces en multitud de tiendas por las que paseo para encontrar regalos innecesarios para gen

Positivizando

He decidido publicar un listado de cosas que me gustan de Massachusetts.  Me encantaría saber si alguien comparte alguno de los puntos que ahora mismito menciono, dondequiera que sea el trocito de mundo donde vive. Y se me ha ocurrido lanzar la campaña "POSITIVÍZATE", para que todos contemos aspectos negativos de donde vivimos, pero en plan positivo. Seguro que encontramos muchas situaciones que en principio no son chulas, pero a las que conseguimos darle la vuelta y disfrutarlas. ¡Atrévete! Aquí van las mías: - En países calurosos, poco después de hacer la compra y ponerla en la parte de atrás del coche, debes correr para que los alimentos congelados (entiéndase pizzas, guisantes y helados) no se descongelen. Aquí en Massachusetts, con el frío que tenemos, después de la compra podría ir a dar una vuelta, recoger a los niños, irme al trabajo, pararme en un Starbucks y, al llegar a casa, la comida congelada continuaría estando congelada . Creo que esto es una p

Concepto playa en primavera

Debo reconocer que las playas que conocía hasta la fecha y las playas de Massachusetts son radicalmente diferentes. En todo. Bueno, vamos a comprobarlo: Vamos a por las similitudes: la única similitud que he podido encontrar es en lo básico, es decir que en ambos sitios hay agua salada (supongo) y arena. Nada más. Vamos a por las diferencias: Concepto playa en primavera anterior a Massachusetts: Llegas a la playa, te descalzas y caminas por la playa, tranquilamente, hasta que llega el momento de gritar como una posesa para impedir que tus niños se metan derechitos al agua, que en primavera aún está fría. El sol te pica la cara y unas gafas de sol nunca vienen mal. Después del paseo, encuentras un chiringuito con vistas a la playa y te sientas junto a tu media naranja y padre de tus hijos, mientras disfrutáis de una cervecita muy fría, unas aceitunas y una patatitas. Escuchas el ruido de las olas al chocar contra la playa, sientes a tu marido cerca y observas como est