Empiezo mi trabajo a las nueve de la mañana. Eso indica que me encuentro con multitud de mis congéneres en la carretera, consiguiendo unas colas espantosamente lentas que nos transportan poco a poco a nuestros lugares de destino. Las paradas totales de mi coche son muy frecuentes (semáforo en rojo, dejar pasar al coche que quiere girar delante tuyo, que el coche de delante tuyo deje pasar a todos los coches que giran delante suyo, parada por obras y policía incluido dirigiendo el tráfico, parada cerca de un colegio, parada cerca de una universidad...), con lo cual puedo observar con atención los jardines de las casas de al lado de la carretera.
Los jardines, o trozo de césped pequeño que hay entre la acera y la casa, sin vallar, te cuentan muchas veces los gustos de la gente que vive en la casa. Y añadiendo imaginación, incluso podría escribirse un libro basado en hechos reales.
En época de elecciones, cartelitos que indicaban de qué partido político eras y a quién ibas a votar era de lo más frecuente, de modo que en este caso, los carteles de Hillary y Donald Trump se repartían de forma dispar entre los diferentes trozos de césped.
En época de cambio de estación (preferiblemente primavera u otoño), se estilan los cartelitos de Yard sale. Gente que ya no cabe en su casa por la cantidad de utensilios indispensables cuando los compró que se han convertido en desechos absurdos al cabo de poco tiempo, necesita deshacerse de éstos para poder continuar comprando y mantener el estado de consumismo al que nos hemos acostumbrado todos. Y en las Yard Sales se vende de todo, desde zapatillas casi sin estrenar, a cascos de moto, a estructuras de cama. Lo que se gana en la venta no es la cantidad de dinero que recibes por alguna de tus patrañas, sino la cantidad de espacio libre que éstas ocupaban.
En época de fiestas populares, dígase Thanksgiving, Navidad... la gente adorna sus jardines o jardincitos con ornamentos típicos de la época, de manera que puedes saber en qué casa hay niños y en qué casa la gente tiene más o menos dinero que puedan gastar en una decoración que a veces es portentosa.
Y como tiempo es lo que me sobra cuando espero pacientemente que el coche de delante continúe su marcha para yo pueda seguir avanzando, me imagino a los habitantes de las casas en función de los adornos (o trastos) que tienen expuestos en su jardín. Y me noto dibujando una sonrisa en algunos casos o una cara preocupada en otros.
Las decoraciones tienen su aquel pero ¿poner de qué partido eres? A mí se me antoja impensable jejeje
ResponderEliminarBesos
Si, yo quedé petrificada la primera vez que lo vi. Si puedes ver la peli "Boyhood" entenderás cómo viven muchas familias americanas.
EliminarBesos