Tuve la oportunidad de asistir a una conferencia sobre nutrición en Boston. La mujer que impartía la clase era de mediana edad, rubia de pelo lacio, delgada e impecablemente bien vestida, con su camisa blanca, sus pantalones de cuadros vichy y sus merceditas a juego con el color azul marino de los pantalones.
Después de escucharla durante todo el rato, llegué a la conclusión de que todo se basa en porciones y frecuencia, es decir:
- el plato que tenemos delante debe contener una porción ni muy pequeña ni muy grande de comida, con todos los nutrientes equilibrados;
- deben comerse bocados pequeñitos cada par de horas, para mantener el estómago ocupado y que así no se desespere de hambre al pasar mucho tiempo sin comida dentro del organismo.
Convencida de todo el tema de la conferencia, me creí a pies juntillas todo lo que diagnosticaba la mujer delgada, rubia de pelo lacio e impecablemente vestida. Consideré como verdad absoluta que las porciones no deben ser muy grandes y no dudé ni por un segundo que lo mejor para nuestro cuerpo es comer poco y varias veces al día.
Después de la conferencia, me acerqué al restaurante del edificio donde esta se había realizado, pues era hora de comer y tenía un hambre de lobo.
Recogí una plata, coloqué un plato y, como el resto de ovejitas que estábamos en la cola, esperé pacientemente mi turno para que me dieran una de las dos opciones del menú del día. Escogí la más saludable:
- ensalada acompañada de:
- guacamole
- salsa de queso fresco
- huevos duros
- salsa picante
- rebozado de pollo
- trozos de queso
- sazonamiento anaranjado, viscoso y pastoso
- vegetales a dados aliñados con salsa verde
- y algo más que no supe distinguir.
Los alimentos que me habían entregado rebosaban por todos lados, con lo cual me fué complicado coger el plato y llevarlo a la máquina registradora, donde una mujer con cara risueña y redonda como una bola me cobró mi comida saludable.
Qué interesante la conferencia!! Y la comida se ve riquísima :)
ResponderEliminarlas conferencias suelen ser interesantísimas, la lástima es que aquí es difícil predicar con el ejemplo
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