Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2016

Paseando con mi compañero

Lo conocí en un bar. Me encantó desde el primer momento. Y después nuestros encuentros fueron cada vez más habituales, más largos, más duraderos. Quedábamos solos o con amigos y siempre nos lo pasábamos bien. Al cabo de poco tiempo se instaló en casa. Y me encantaban las conversaciones en la cocina, él siempre a mi lado y yo saboreando su olor, su pasión, su desenfreno. Llegó la expatriación. Me dijo que me acompañaba hasta el fin del mundo. Y los dos juntos emprendimos el viaje que nos llevaría hasta el nuevo mundo. Aquí en Massachusetts él ha cambiado. Ya no tiene el vigor que tenía antes, lo noto cansado, ha engordado y su pasión ha decrecido. En cambio, mi pasión está llegando a extremos insospechados hace unos años. Lo necesito. Cada día al levantarme, necesito su compañía, estar cerca de él, que me cuente cosas. Y me acompaña al trabajo. Recorremos juntos los interminables pasadizos, mientras yo le cuento mis cosas, mis penas, mis angustias, mis tristezas y mis alegrías. Mis

La bendita linea amarilla

Pongamos que acabamos de aterrizar en el mundo americano. Pongamos que le tengo una tirria increíble a conducir. Pero pongamos también que no queda otra. Después de una semana yendo a pie al supermercado más cercano que queda a un quilómetro de casa, después de descoyunturarme todos y cada uno de los huesos de mi columna vertebral, después de correr a buscar a los niños al cole y de cansarme como una burra, y de comprobar estupefacta que los transportes públicos son escasos, viejos y llegan tarde, al final me rendí a la evidencia: necesitaba un coche. Pues compramos un coche. Y ya me tenéis lista para las aventuras en la carretera (dicho sea de otra manera, ya estaba lista para coger el coche lo mínimo imprescindible). Y venga, salí el primer día a la calle. Las carreteras de aquí son viejas, desgastadas, llenas de baches y mal pintadas. El primer día que me fijé en la línea amarilla pensé sinceramente que se les había acabado la pintura blanca y que por eso usaban el color ama

cext y mi experiencia

Quiero publicar la entrevista que cext , ciudadanía exterior me  hizo semanas atrás. ¿Queréis saber más? Aquí está: “Mis hijos reciben un regalo al vivir en diferentes partes del globo”                06/04/2016 De Barcelona a  Boston  pasando por Polonia. Esa es la vida de  Roser , una catalana a la que la crisis obligó a emigrar fuera de España. Acostumbrada a planificar el futuro, jamás hubiese adivinado que sería una  mamá expatriada . Hoy, sin embargo, opta por no hacer planes y prefiere disfrutar del día a día junto a su familia. Convertida también en  blogger , comparte sus experiencias en la nube y ha aprendido que “ ser positiva es un deber ”. CEXT –  Naciste en un pueblecito cerca de Barcelona. ¿En qué momento sales de allí y te instalas en Polonia?, ¿qué motivos te llevan a tomar una decisión así? Roser  –  Pues yo ya tenía mis cuarenta y pico primaveras, mis niños, mi casita con jardín, mi trabajo… Pero la crisis llevó a mi marido hacia Polonia, con

Sin esperanzas

Así fuimos a ver la película. Mis hijos ilusionados y yo, sin ningún tipo de esperanza a que me gustara. Zero esperanzas. Zero Patatero. Nos sentamos en los sillones, al lado de unas amiguitas de mi hijo menor. Las niñas reían mientras él mostraba sus dotes de macho engatusador. Y yo pensaba para mis adentros que esto no había hecho más que empezar.  Y las luces se apagaron. Me senté mejor en mi asiento. Mis hijos no dejaban de mirar la pantalla asiduamente, mientras los trailers discurrían sin cesar y los gritos de mis niños pidiendo "mamá, esta peli la quiero ver" se dejaban caer en cada corte.  Empieza la peli: "Zootopia". Hago un repaso mental de todas las pelis animadas que hemos visto últimamente: - "The Good Dinosaur" es un tostón. Los paisajes son extraordinarios, pero el dinosaurio demasiado bonachón y el niño demasiado animal. - "Inside out" no la entendí. Se me hizo demasiado larga cuando las dos protagonistas se pierden