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Mostrando entradas de marzo, 2016

Cazando huevos

"Mamá, en Easter ¿podremos hacer un egg hunt?" Pues si, en casa las frases son como mínimo bilingües. ¿La traducción? "Mamá, el dia de Pascua ¿podremos cazar huevos?" Si, aquí en Massachusetts y en toda la América del Norte que yo conozco, los niños por Pascua se dedican a cazar huevos. Bueno, huevos de chocolate, dicho sea de paso. Para cazarlos, se necesita seguir unos simples pasos: Paso 1: Como siempre, la aventura empieza en el supermercado. Hace ya alguna que otra semana, lo primero que te encuentras justo al entrar en cualquier supermercado son huevos de chocolate. De todas las medidas y colores. Grandes, pequeños y medianos, de color rosa, azul y verde. Envueltos de forma individual o en paquetitos económicos. Con lo cual, lo que tu haces es comprar un poco de todos, sin despilfarrar demasiado (que traducido al idioma masculino significa "compra totalmente innecesaria"). Y compras huevos pequeños y huevos en forma de conejo, huevos

Mi primera vez

Definición de sitios públicos:  lugares donde todo el mundo puede circular y donde encuentras lavabos para satisfacer tus necesidades fisiológicas.  Los restaurantes entran dentro de la definición de sitios públicos, así como los hospitales, los aeropuertos y los museos. Y dentro de estos sitios públicos, recuerdo mi primera vez. Habíamos acabado con una comilona a la americana, una carne de ternera deliciosamente tierna combinada con unas patatas fritas sube calorías al infinito y más allá. Los tragos de cerveza nos ayudaban a zamparnos un manjar delicioso aunque hipercalórico.  Y me dirigí al baño. Mis necesidades fisiológicas quedaron libres y yo, satisfecha, empecé a subirme los pantalones. Y aquí. Aquí fue mi primera vez. Al principio escuché un murmuro. Parecía el tintinear metálico de una tubería. Luego el ruido fue a más, hasta parecer que un tsunami se había colado dentro de mi cubículo. Flushhh...flushhhhhh FLUSHHHHHHH! ¡Una tormenta de agua que en milisegund

Tipos de invierno

He descubierto que existen muchos tipos de inviernos. Cuando era muy pequeñita, allá por el siglo pasado, yo pensaba que sólo existía una clase de invierno. Lo describo así: Invierno de pequeñita En mi tierra patria, en el rincón de mundo donde yo vivía con mi família, los inviernos eran duros. Frío, mucho frío. Las chaquetas no eran las que ahora se usan, sino que para protegernos del frío usábamos unas chaquetas peludas de piel de borrego que pesaban cantidad. Pantalones de franela, guantes y bufanda nos protegían de un frío al que ya estábamos acostumbrados. Además, había un aliciente adicional a nuestro frío: nuestra querida niebla. Una niebla que se metía por todos los rincones de nuestro pueblo y que lo distinguía del resto de pueblos de la zona. Una niebla que convertía tu paisaje en gris y que se metía poco a poco dentro del alma. Una niebla que se convertía en tu confidente, en tu compañera y en tu amiga. Porque con la niebla en tu camino, nadie podía ver más allá

Fugakyu

Comida japonesa. ¡Me encanta! Sushi, pescado crudo y arroz, wasabi y soja... Toda la família somos forofos de la comida japonesa. ¿Los motivos? Pues: - los sabores seducen el paladar al primer bocado. - los sabores son novedosos para alguien que ha crecido con la comida mediterránea como dieta principal. - tenemos en mente que la comida japonesa es sana: el arroz y el pescado crudo no engordan, ¿verdad?  - comparamos frecuentemente la comida japonesa con la americana y las calorías de una y de otra están en lados opuestos. Si, comida sana, comida sana otra vez en nuestra mente. ¿Y cual es nuestro restaurante japonés por excelencia en Boston? El Fugakyu ¿Por qué? Porque entrar en un restaurante japonés no consiste solamente en educar el paladar, sino en una retahila de sensaciones que te alteran todos los sentidos: - la Vista Fugakyu es un local con un acuario enorme en la entrada al lado de la recepción. Al entrar, un elegante hombre japonés (si, segu